West Side Story: Romeo y Julieta llegan a New York - Les Arts

West Side Story: Romeo y Julieta llegan a New York

West Side Story representa la historia del amor imposible con final trágico, esa que ha cautivado desde siempre al espectador. Comenzó con Romeo y Julieta y llegó a su punto álgido con esta versión moderna del clásico de Shakespeare, dando nuevas pinceladas a la historia de los capuletos y montescos. Una versión moderna entre comillas, ya que este clásico vio la luz como musical en el Winter Garden Theatre de Broadway allá por el año 1957. Casi un lustro después, la historia de Tony y Maria daba el salto a la gran pantalla. Era 1961 y se convirtió en todo un fenómeno social, cuyo hito culminó en 1962 cosechando un total de 10 premios Oscar. Era el reconocimiento a un trabajo imperioso por parte de sus autores que, sin saberlo, daría lugar a uno de los musicales más famosos de la historia del cine.

Leonard Bernstein y Arthur Laurents: los artífices del musical

Fueron varios los nombres detrás del éxito del musical West Side Story, pero indudablemente dos se alzan con el protagonismo. Leonard Bernstein, compositor y director de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, se encargó de componer la música que haría famoso a West Side Story. No sería su único caso de éxito, ya que también estuvo al frente de otros musicales como Un día en Nueva York. Estrenado en Broadway en 1941, un año después sería llevado a la gran pantalla y protagonizado por el genial Gene Kelly.

Por su parte, el dramaturgo y guionista Arthur Laurents se encargó de la concepción y estructura del drama. Para ello, como se apuntaba unas líneas más arriba, se basó en la sempiterna obra de Romeo y Julieta, cambiando a capuletos y montescos por dos bandas del West Side neoyorkino: los Sharks y los Jets. Eternos rivales, un miembro de cada banda (Maria, hermana del líder de los Sharks, y Tony, antiguo miembro de los Jets) comete el error de enamorarse de uno de sus contrincantes. El final trágico se intuye desde el comienzo de esta historia dramática.

Como telón de fondo, entre cada número musical y el amor como protagonista, una realidad que revela la situación de los inmigrantes en el Manhattan de los años 50. Los Sharks procedían de Puerto Rico, mientras que los Jets tenían origen europeo (checos, irlandeses, italianos y polacos). Un trasfondo diferente a la Verona del siglo XVI, para dejar paso a los problemas de integración racial en los EE.UU. de la época. El famoso balcón de Julieta se cambió por un suburbio de la ciudad de los rascacielos. Esta fue la idea final después de que sus autores desecharan un argumento basado en la lucha por diferencias religiosas entre judíos y católicos.

Sin embargo, sería el compositor Stephen Sondheim el que se encargaría de escribir las letras para el musical. Otro nombre importante en esta historia llega de la mano del coreógrafo Jerome Robbins, quien dirigió el musical y fue el autor del ballet. Ambos trabajarían mano a mano para crear una obra de teatro musical que cambiaría el género en la época contemporánea.

Del escenario a la gran pantalla… y al éxito

Más de 700 representaciones después, West Side Story había superado con grandeza la tibia acogida que el público le había dado en un principio. Así, en el año 1961 dio el salto a la gran pantalla bajo la dirección conjunta de Jerome Robbins y Robert Wise (sería la primera vez que el Oscar a mejor director era compartido entre dos, solo se repetiría en una ocasión, con los hermanos Coen y No es país para viejos, en 2007).

La banda sonora estuvo a cargo de sus artífices, Bernstein y Sondheim, y las caras protagonistas recayeron en Natalie Wood (en el papel de Maria) y Richard Beymer (como Tony). Pero no fueron las primeras opciones y, si Elvis Presley y Audrey Hepburn no hubieran rechazado los papeles por diferentes motivos, hoy en día serían otras las caras que se asociarían a este filme.

Por su papel de Anita, Rita Moreno ganó el Oscar a la mejor actriz de reparto y se convirtió así en la primera mujer latina en conseguir este galardón. Este no fue el único, ya que la película optó al año siguiente de su estreno, en 1962, y tras el éxito mundial, a un total de 11 nominaciones. Las ganó todas, excepto al mejor guion adaptado. Así, se la reconoció como mejor película, mejor dirección, mejor actriz y actor de reparto (a George Chakiris por su papel de Bernardo), mejor fotografía, mejor dirección de arte, sonido, vestuario y montaje.

Un clásico eterno que llega hasta la actualidad

Dicen que una obra de arte se reconoce por cómo envejece: si a pesar del paso del tiempo mantiene intacta su belleza e interés, se trata de una auténtica obra maestra. El caso de West Side Story cumple a rajatabla esta norma no escrita y es por ello que todavía en la actualidad se puede disfrutar de ella en reposiciones televisivas o en diferentes adaptaciones teatrales a lo largo y ancho de todo el mundo.

Quizá en breve se pueda disfrutar también de un remake del clásico de Broadway en la gran pantalla, pero al más puro estilo siglo XXI. Y es que Steven Spielberg prepara ya su versión de West Side Story que se prevé verá la luz en 2020. En ella contará con la participación de una de sus actrices más recordadas, Rita Moreno. Puede que no vuelva a interpretar de forma magistral una nueva versión de América, pero sin duda merecerá la pena revivir una obra clave en los musicales del siglo XX.

Fuente de la imagen:©skeeze


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