EL BARBERILLO DE LAVAPIÉS
La unión de un músico musicólogo, Francisco Asenjo Barbieri, y la de un dramaturgo de estirpe poética, Luis Mariano de Larra, daría a la luz del mundo uno de los títulos, acaso el título por antonomasia, que definía a un género que se remontaba al Siglo de Oro hispano y tomaba su más reconocible forma en 1874. Entre la tradición más recia de los ritmos ibéricos y la inevitable presencia de lo italianizante, este barberillo del pueblo, locuaz y ladino, se alza en maestro de nobles con causas nobles y en núcleo generador de sinergias de vida frenética con base en el populoso Lavapiés, en un Madrid dieciochesco que pugna por expulsar del control del estado al italiano Grimaldi para poner en su lugar al español Floridablanca. La nobleza socorrida por el pueblo; Italia desbancada por España por las armas de la seguidilla y las caleseras, levantadas por la mano de un barbero que homenajea al de Beaumarchais, a la vez que lo rechaza.
Corren buenos tiempos para la zarzuela. La mejor prueba de ello es el éxito de público que alcanzó la nueva producción de El barberillo de Lavapiés estrenada en 2019 en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, y que esta temporada recala en Les Arts. La dirección de escena de Alfredo Sanzol adapta el texto original del libreto de Luis Mariano de Larra a los tiempos actuales, y se preocupa por acentuar las situaciones cómicas y aventureras de los personajes, en cuadros de admirable belleza y colorido, para hacer brillar el aspecto alegre de la música de Barbieri. Y qué mejor cómplice para tal propósito que el maestro Miguel Ángel Gómez Martínez desde el foso al frente de la OCV, uno de los directores que más ama y mejor conoce la música de los compositores españoles. El protagonista de la obra, el barbero Lamparilla, está encomendado a una de las voces más destacadas de la nueva generación de cantantes españoles, el barítono Borja Quiza, acompañado por la mezzosoprano valenciana Sandra Ferrández, María Miró y Javier Tomé, entre otros.