Il corsaro

Giuseppe Verdi

28 marzo 2018

1, 5, 8 y 10 abril 2018

 
Sala Principal

Estrenada en el simbólico año revolucionario de 1848, esta obra está basada en la novela versificada de Lord Byron The Corsaire y, en ella, Verdi exprime las últimas gotas de su corazón romántico que ya andaba fascinado por las cuestiones sociales. Punto de unión entre uno y otro periodo, Il corsaro es un adiós al Romanticismo lleno de inquietud melódica y armónica.


 

La función del 8 de abril será emitida en internet a las 20.00 h, a través de la plataforma de streaming gratuito Opera Vision (www.operavision.eu)


Colabora: Agència Valenciana del Turisme



 

 

 

Duración aproximada: 2 h

Dirección musical
Fabio Biondi

Dirección de escena
Nicola Raab

Escenografía y vestuario
George Souglides

Coreógrafo de lucha y rodaje
Ran Arthur Braun

Iluminador
David Debrinay

Nueva producción
Palau de les Arts, Opéra de Monte-Carlo 

Cor de la Generalitat
Francesc Perales, director

Orquestra de la Comunitat Valenciana

Corrado
Michael Fabiano

Medora
Kristina Mkhitaryan

Gulnara
Oksana Dyka

Seid
Vito Priante

Giovanni
Evgeny Stavinsky

Selimo
Ignacio Giner **

Un eunuco
Antonio Gómez **

Un esclavo
Jesús Rita **

 

** Cor de la Generalitat Valenciana

Acto I

Isla griega de los corsarios. A bordo de su barco, Corrado, jefe corsario proscrito de la sociedad, lamenta su existencia como pirata y muestra su determinación de luchar contra el pachá turco, Seid, siendo aclamado por sus hombres. Mientras, en la soledad de su estancia, su amada Medora teme el destino de Corrado y los expone en una sombría canción. El corsario llega y le cuenta sus planes de lucha; pese a los temores y súplicas de ella, Corrado la abandona para enfrentarse al enemigo.

Acto II

Corone, ciudad turca. En el harén de Seid, las odaliscas agasajan a Gulnara, favorita del pachá, pero ella recuerda con nostalgia su patria y su libertad. Un mensajero le trae una invitación para la fiesta que Seid prepara tras la prevista derrota de los corsarios. Antes del banquete, Seid agradece la protección de Alá. Iniciada la fiesta, un derviche pide protección a Seid tras haber escapado de los corsarios. Seid acepta y entonces llega la noticia: la flota turca está ardiendo. El derviche revela su identidad: se trata de Corrado, que asalta el lugar junto con sus hombres. Cuando la batalla parece ganada, la noticia de que el serrallo está en llamas lleva a Corrado a dejar la lucha para rescatar a Gulnara y el resto de mujeres, lo que es aprovechado por Seid para contraatacar. Finalmente, Corrado es detenido. Impresionado por su valeroso gesto hacia ella, Gulnara intercede por el corsario, pero éste es condenado a muerte por Seid.

Acto III

La victoria de Seid se ve empañada por la sospecha de que Gulnara esté enamorada de Corrado. La favorita entra y confirma sus temores, lo que aumenta la furia del turco al ver la actitud desafiante de la esclava.

Gulnara visita a Corrado en su celda y le entrega un puñal: ha sobornado a los guardianes para que lo dejen escapar y con el arma podrá matar a Seid. Cuando Corrado rechaza ese modo vil de acabar con el turco, Gulnara decide que lo hará ella misma. Se desata una tormenta tras la marcha de Gulnara, que al regresar informa a Corrado de que Seid está muerto y le ofrece escapar con él. Corrado acepta y ambos huyen en dirección a la isla de los corsarios.

Isla griega de los corsarios. Desesperada por no tener noticias de Corrado, Medora ha tomado un veneno para acabar con su vida. Mientras agoniza, el barco de los corsarios atraca y Corrado y Gulnara llegan junto a la desafortunada Medora, que muere en brazos de su amado. Desesperado, Corrado se arroja por un acantilado pese a los esfuerzos de sus hombres por detenerlo, mientras Gulnara desfallece ante la escena.

La ópera bipolar

Masculino y femenino; héroe y antihéroe; genio y rutina; refinamiento y rudeza.

Estrenada el 25 de octubre de 1848 en el Teatro Grande de Trieste, Il Corsaro es una de las óperas más enigmáticas de Giuseppe Verdi, quien contó para este proyecto con el poeta libretista Francesco Maria Piave.

Ópera enigmática y sorprendente, asombra su riqueza melódica, dotada ya de capacidad identificadora de estados de ánimo que Verdi describe y subraya sin cesar, liberándose de los yugos de las formas cerradas y de la métrica del verso. La evocación de la naturaleza en sus figuras musicales y el color de los instrumentos, a menudo ruda y otras veces de una fina sensibilidad, halla su correlato sonoro en las descriptivas armonías y en las melodías entre etéreas y soberbias.

Il Corsaro presenta un inquietante espíritu arcaico en lo compositivo -causa frecuente de su pasado desprestigio debido a que su oscuridad entorpece la apreciación a simple vista del genio, que se aúna con el destello de los hallazgos por venir. Todo ello entre los fogonazos del vivo Risorgimento bélico y patriótico y el profundo sentido del dibujo psicológico.

Esta obra debe gran parte de su rudeza, de su evocación de los elementos de la naturaleza y su singularidad a su procedencia literaria: el poema de Lord Byron The Corsair. Composición en verso de poética extrañamente épica, se trata de un texto de naturaleza narrativa, más que dramática, que se centra obsesivamente en los estados del alma de sus protagonistas más que en los sucesos que los condicionan. Poema de estereotipos humanos románticos que se recortan en una naturaleza vivaz, que se complementan a la vez con la compleja naturaleza interna de los seres que presenta: siendo dos, son uno; la moneda de doble cara en un intenso y sibilino juego de bipolaridad asexuada, lo femenino y lo masculino.

Sus protagonistas son unos seres iluminados por luces novedosas, bajo las cuales él, Corrado, se deshumanizará, y ella, Gulnara, se verá privada de las características tradicionales de su sexo. Según la actitud que adopte, será mujer prototipo y prototipo de lo viril. Verdi y Piave siguen con fidelidad a Byron y plasman en su Corsaro la intrigante dualidad entre el héroe romántico de naturaleza antiheroica y la heroína que deja de ser víctima para convertirse en verdugo.

Es éste un paso transformador de la parte femenina, dado que el gesto físico de empuñar un arma era una tremenda novedad en la poesía romántica, aunque Verdi reconoce ya como suyo al estar presente en sus anteriores protagonistas. Este gesto se había convertido en un rasgo estético: la “esterilización” femenina -de claro eco shakespeariano- en favor de la nueva heroicidad de la mujer que le ofrecía un lugar hasta entonces negado en el mundo.

Esta dualidad casi perversa para Byron, era el reflejo poético de su propia bipolaridad creadora. Pero ni Byron, ni Verdi y Piave renuncian a la mujer icónica y esperable, la virginal y pasiva, la amante y sufriente Medora, cuya presencia refuerza la dualidad Corrado/Gulnara.

Il Corsaro es un poema musical narrativo donde lo dramático presenta no pocas coincidencias con lo wagneriano. Los personajes son víctimas de su desarrollo íntimo, de sus impulsos primarios, y no de su contexto ni su historia. Y esto los dota de una dimensión escénica moderna y universal. No en vano, Richard Wagner y Giuseppe Verdi viven el cambio crucial de sus vidas en el simbólico año 1848, año de Marx y Bakunin, de uniones y separaciones.

En la mente del poeta

En 1814 se publicó The Corsair, de Lord Byron, y, ya en su primer día, vendió 10.000 copias, un éxito sin precedentes para un poema. La obra está remotamente relacionada con los viajes del propio Byron por Grecia, aunque retrata con fuerza el mundo interior del autor y algunos de sus conceptos políticos. Verdi se sintió inmediatamente atraído por su fuerza romántica y emotiva y le pidió a Francesco Maria Piave que lo recreara en libreto.

Corrado, el corsario, está en lucha contra la humanidad, para liberar a los oprimidos, y sufre por la tarea que él mismo se impone ya que conlleva la guerra, la muerte y la destrucción para él y, también, para los suyos.

La ópera resultante es sumamente condensada y concisa, algo menos de dos horas de música, en las que se tiene la sensación de ser testigo de los acontecimientos en tiempo real, a pesar de los cambios de ubicación desde la isla del corsario hasta una ciudad de Grecia dominada por los turcos. El nexo entre el personaje principal y el creador de la historia resulta palpable, lo que nos ha llevado a tomar la decisión de convertir en una vivencia interior la mayor parte de la trama. Todas las acciones externas se presentan como recuerdos o imaginaciones, bien en forma de reminiscencias del poeta sobre sus escritos casi concluidos, o bien en la creación activa de situaciones y personajes que van de su cabeza al papel. Finalmente, se imbuye en su propia historia y se pierde en ella. En conclusión, se podría decir que hemos asistido a las dos últimas horas -lo que dura esta ópera- de la vida del poeta. Vemos y comprendemos la belleza destructiva del proceso de creación, los peligros de adentrarse en el mundo de la propia mente, negándose a salir ya de ella.

Nicola Raab

© Mikel Ponce /© Miguel Lorenzo